Ya sabe lo que se dice, no hay mal que por bien no venga. Y justo en Tarn, hay todo lo necesario. Montañas, bosques, viñas, ríos, pueblecitos y sonrisas contagiosas… Aquí, todas las ocasiones son buenas para darse el gusto. Y desde luego, ideal no faltan.
¡La prueba de ello es este Top 14!

¿Qué se puede hacer en Tarn?

1/ Sentirse diminuto ante la catedral más grande del mundo construida de ladrillo

Delante de la catedral Sainte-Cécile, uno se siente pequeño, realmente diminuto. ¡Y hay un gran motivo! Es la catedral más grande del mundo construida de ladrillo (113 m de largo, 35 m de ancho y un campanario de 78 m de alto), nueve siglos le observan.

2/ Seguir las huellas de Dom Robert en Sorèze, en la Montaña Negra

Siga los pasos del ilustre monje benedictino Dom Robert, un maestro de la tapicería de Aubusson que oficiaba en el siglo XX en la abadía de En Calcat, en Dourgne. En la abadía-escuela de Sorèze, visite el museo que lleva su nombre y rinde homenaje a algunos de sus compañeros.

3/ Desafiar al vacío en la pasarela de Mazamet en Hautpoul

¿Ganas de fuertes emociones? Suba a Hautpoul y recorra la pasarela metálica suspendida a 70 metros por encima del valle del Arnette. ¿Siente como se tambalea bajo sus pies? ¿Le apetece viajar en el tiempo? Pasee por las callejuelas medievales en las que aún está presente el recuerdo de los cátaros.

4/ Viajar en el tiempo por las callejuelas de Cordes sur Ciel y las ciudadelas medievales

1222, ¡Cordes-sur-Ciel! Y además, la majestuosa Edad Media. Desde que se creó, a lo largo de los siglos se han ido acumulando las piedras del casco antiguo junto al peñasco rocoso. Al subir la calle Droite, pasará por una increíble alineación de casas góticas, entre ellas, las emblemáticas casas de Grand Fauconnier y Grand Veneur.

5/ Pasear por el Jardin des Martels

En el maravilloso Jardin des Martels podrá descubrir las flores, los arbustos y los árboles. Respire la delicadeza de los olores, escuche el gorgoteo de los lagos. Entonces, ¿está bien o no? Si se encuentra una planta con flores jóvenes, quizás sea el isatis tinctoria, más conocida con el nombre de pastel, que permite tintar de azul los tejidos y que garantiza la fortuna de Pays de Cocagne.

6/ Sumergirse bajo tierra y descubrir el fascinante mundo en Castela

En la Edad Media, la gente de Saint-Sulpice-la-Pointe se refugiaba en un subterráneo, construido por ellos mismos, en cuanto los bandidos aparecían por la región. 142 m de largo con comedor, silos de grano, fuentes, nichos con lámparas… En fin, todo lo necesario para pasar un tiempo protegidos.

7/ Visitar el Museo Toulouse-Lautrec y disfrutar de los jardines del palacio de la Berbie

Toulouse-Lautrec, natural de este lugar, tiene su museo en Albi, ¡y menudo museo! Situado en el magnífico palacio de la Berbie, la antigua residencia de los obispos construida en el siglo XIII, cuenta con la mayor colección pública del artista: cuadros de juventud, escenas de Montmartre, del espectáculo o del teatro en el París de finales del siglo XIX…

8/ Refrescarse en los lagos de Haut-Languedoc

Hace calor. Es el momento de ir a refrescarse a los lagos de Haut-Languedoc. El lago de Laouzas, dominado por los montes de Lacaune, despliega sus tentáculos a través de un paisaje de bosques. ¡Rápido para bañarse en sus aguas de un azul profundo! Sin embargo, igual prefiere los hidropedales, la canoa, el windsurf o el velero. El lago de Vésoles, un poco más pequeño, se encuentra entre las landas de brezos y abetos.

9/ Compartir un aperitivo-concierto en una bodega

Esta tarde, tiene cita en una bodega, y no será el único. Mucha gente acude a los pies de las viñas para tomarse una copa de Gaillac y disfrutar de sabrosas especialidades locales. Imagine que también hay músicos. Tiene pinta de convertirse en una gran fiesta.

10/ Volver al origen del Canal du Midi

Cuando en 1667, Pierre-Paul Riquet colocó la primera piedra del lago de Saint-Ferréol, con el objetivo de alimentar de agua su Canal du Midi, no se imaginaba que 350 años más tarde, su obra, además de estar declarada como Patrimonio Mundial de la Humanidad, sería un lugar repleto de actividades acuáticas.

11/ Subir al priorato de Ambialet y admirar las vistas del meandro del Tarn

En Ambialet, el Tarn se divierte, dibuja un recorrido casi completo con si se tratase de una serpiente que se muerde la cola, pero se aleja de repente justo antes de llegar al objetivo. La actuación es espectacular. Y aún mucho más si se observa desde el priorato situado encima del valle.

12/ Subir a bordo del «coche d’eau» de Castres

¿Qué diría de un crucero por el Agout como en los viejos tiempos? Simplemente tiene que subir a bordo del Miredames, una réplica de madera de las diligencias fluviales que navegaban por los ríos y canales hasta finales del siglo XIX.

13/ Tomar el aperitivo en Millas el viernes por la noche en julio y agosto, y degustar sus embutidos y salazones

En Millas, gusta ver a los cerdos bien contentos en las cercas, luego a los sabrosos cerdos en forma de jamón, salchichón, salchichas, lonza, coppa, morcillas… Profesión de charcutero indispensable. En Millas, todos los viernes por la noche de julio y agosto, se disfruta tomando un aperitivo. Vaya a comprobarlo y no quedará decepcionado.

14/ Encontrar al niño que lleva dentro en las rocas de Sidobre

Coja algo de altura y parta para Sidobre. Allí arriba en las montañas disfrutará de grandes y pequeños descubrimientos bajo un frondoso bosque, grandes y pequeñas rocas de granito como si las hubiese esparcido un gigante. Se sorprenderá ante la variedad de formas y se divertirá a lo largo de los paseos andando o en BTT.